miércoles, 23 de enero de 2013

Un cruyffista en casa de Beckenbauer



Guardiola, heredero del ideario del holandés, aterriza en el club de su mayor rival en la decáda de los setenta

Beckenbauer persigue a Cruyff en un partido del Mundial de 1974. / AFP
                          La mayoría de decisiones que ha tomado Guardiola en su carrera han provocado controversia y una doble lectura. Tiene quien le adula sin condiciones y también difamadores que se manifiestan con más o menos disimulo en función de los resultados y, a veces, del trato personal que les ha dispensado. Ocurre con los periodistas y con los aficionados desde su época de jugador. Algunos le consideran patrimonio barcelonista y como tal le exigen que actúe en función de los intereses del club, sin que se sepa muy bien cuáles son, y también se cuentan quienes le tienen por un gurú que se ganó el derecho a decidir sobre todo, y mucho más sobre su vida.
La discusión ahora mismo está en si su elección en favor del Bayern Múnich, más allá del día —malo porque jugaba el Barça contra el Málaga— y del desmentido previo a un periodista alemán en la ceremonia del Balón de Oro —igualmente reprobable—, ha sido la más fácil y cómoda que podía tomar, o por el contrario se puede considerar inteligente y futurista, una dialéctica a fin de cuentas muy guardiolesca, como cuando se debatía sobre su ascenso del Miniestadi al Camp Nou, momento en que todavía se hablaba de nuñismo sociológico y de cruyffismo como religiones opuestas en el Barcelona. Las cosas con Guardiola son desde siempre así de complejas y difíciles de interpretar, y si no que se lo pregunten al director deportivo Andoni Zubizarreta desde que nombró entrenador a Tito Vilanova
puede defender con una cierta facilidad que a Guardiola le ha faltado valor para enfrentarse a la Premier, un torneo abierto, democráticamente salvaje y cuya selección es tan tribal que al final triunfa el más fuerte. El impacto mediático es incomparable y su llegada hubiera garantizado mucho ruido y hasta puede que algún tiro, sobre todo si también vuelve Mourinho. A Guardiola le encanta la mística del fútbol inglés y se tiene prometido pisar algún día aquella tierra desde que fue rechazado por varios clubes en su etapa de jugador. Ahora, sin embargo, desconfía de los amos del negocio, sobretodo del City.
El fichaje por el club inglés de Txiki Begiristain y Ferran Soriano se hubiera podido interpretar además en clave azulgrana, como si en Manchester estuvieran construyendo una réplica opositora al Barça. A Guardiola, que curiosamente pasó su tiempo en Catar, le preocupa que el fútbol en Inglaterra haya caído en manos de jeques y millonarios rusos o norteamericanos. Hay una notable recesión del juego y se extiende la sensación de que un equipo se construye con dinero fácil. No se trata de justificar tampoco la decisión de Guardiola a costa de renegar de la Premier, sino de ponderar las ventajas de la Bundesliga.
La Liga alemana es un torneo estable, saneado económicamente, bien organizado y en plena evolución futbolística. Mandan los exfutbolistas, se cuida a las canteras, los fichajes son razonables y los clubes no solo compiten sino que se permiten licencias como que el Borussia Dortmund felicite al Bayern por el fichaje de Guardiola. Hay buenos horarios y los precios de las entradas son asequibles, de manera que los campos se llenan y se impone la militancia activa de los aficionados en lugar de la cultura del telespectador. El líder del producto es precisamente el Bayern Múnich.
Y tanto el Bayern como la Bundesliga precisan de figuras para poner el foco futbolístico sobre Alemania. A falta del glamour y la liturgia de laPremier, reducida la jerarquía alemana al pulso Borussia Dortmund-Bayern, como si se tratara del Barcelona-Madrid de la Liga, se impone un ejercicio que combine el realismo financiero con el idealismo futbolístico.
Nada mejor para el proyecto que una personalidad como la de Guardiola, un cruyffista radical en su concepción del juego, convencido ahora de que no hay mejor escenario para dejar huella que la casa de Beckenbauer, el gran rival del holandés en los setenta, ahora igualmente seguro de que el desarrollo de su equipo pasa por mirar al Barça. Beckenbauer quedó fascinado por el Barcelona el 8 de abril de 2009, cuando el Bayern encajó cuatro goles en el Camp Nou en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. Y los técnicos alemanes se pasaron 15 días en la ciudad deportiva para saber sobre el funcionamiento del fútbol base del Barça. Así que el interés de ambas partes es de hace tiempo.
A fin de cuentas, Guardiola es un romántico al que fascina más la historia del Bayern y su infraestructura futbolística que la fortuna del Chelsea o del City. La decisión que ha tomado, por tanto, es tan opinable como consecuente con la manera de ser y entender el juego del técnico. No se trata de inventar nada, ciertamente, ni tan siquiera de montar un equipo, pues la plantilla que le deja Jupp Heynckes es de fábula. El objetivo es dar credibilidad y dimensionar internacionalmente al Bayern con el entrenador que más títulos ha ganado en cuatro temporadas —14 sobre 19— con un fútbol que cautivó al mundo.
A Guardiola, que hoy cumple 42 años, siempre le preocupó envejecer siendo joven. Múnich puede ser un buen sitio para progresar como persona y entrenador, después de Nueva York y Barcelona. Los retos, en cualquier caso, siempre se los ha puesto el propio Guardiola, también en el Barça.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

QUE TIPO RARO, PELLEGRINI



Manuel Pellegrini nació en Santiago de Chile, en 1953. Estudió ingeniería civil y se graduó en la Universidad Católica. Jugó de defensa central en la Universidad de Chile, su único club durante 13 años.
En 1986 disputó una pelota con un desconocido y, cuando fue a cabecear, el joven le sacó tanta altura en el salto que decidió retirarse. Nadie podía saber que el chico, de apellido Zamorano, se convertiría en uno de los mejores futbolistas chilenos de siempre. Pero se demostró que Pellegrini no solo era un futbolista con estudios universitarios sino también con autocrítica. Un bicho raro en el ecosistema futbolero
Colgadas las botas, relegó su vocación de ingeniero, mediante la cual colaboró en proyectos de reconstrucción de edificios después del terremoto de 1985, para centrarse en el armado de estructuras más dinámicas: equipos de futbol.
No se rindió tras descender con el club de sus amores en 1988, una loza magnificada por su extraña reticencia a señalar culpas ajenas o a desplazar las propias, y por su ridícula aversión a las declaraciones altisonantes. En 1994 se hizo cargo de la Universidad Católica, de donde se marchó sin demasiado reconocimiento, tras ganar la Copa Interamericana y la Copa Chile. Emigró a Ecuador. Luego, a Argentina. En el trayecto, entre el Liga de Quito y el River Plate, enlazó una sucesión de éxitos que llamaron la atención del fútbol español. Condujo durante cinco años a un Villarreal de juego inteligente y vistoso que llegó a codearse con la crema de Europa en las semifinales de laChampions en 2006. Fue subcampeón en la Liga un año después.
Pero Pellegrini es raro y tiene conductas radicales. Por ejemplo, no vive exclusivamente para el fútbol y considera, por alguna oscura razón, que esa exclusividad lo haría peor entrenador. Sobrelleva con pesar la distancia que lo separa de su familia, que vive en Chile, y cuando termina de practicar, analizar partidos, programar contenidos y planificar los futuros entrenamientos, aun le sobra tiempo. No se mantiene enfrascado y obsesionado con el fútbol, como debería hacer para demostrar su compromiso con la profesión, sino que prefiere escuchar música, ver películas y leer. Un tipo rarísimo.
No vive exclusivamente para el fútbol y considera, por alguna oscura razón, que esa exclusividad lo haría peor entrenador
Todas esas excentricidades tocaron el punto máximo un día que decidió tomar lecciones de tenis —el colmo de la distracción frívola— cuando podía dedicar ese tiempo a ver más partidos o a intentar agotar todas las posibles combinaciones de los sistemas tácticos con las fichas magnéticas en el pizarrón del vestuario.
Igual de extraña resulta su pasiva actitud durante los partidos, donde generalmente se lo ve sentado, contemplativo, esgrimiendo alguna indicación puntual solo cuando es oportuno. Nunca gritando minuto a minuto lo que deben realizar sus futbolistas, como si realmente creyera que puedan generar pensamiento propio. Una convicción que comparte con otro tipo raro del fútbol: Vicente del Bosque.
Otra extravagancia de Pellegrini es no creer que el éxito del funcionamiento de un grupo dependa de hacer, de vez en cuando, un ritual público de sacrificio, como hacían los Aztecas. No lo hizo con Guti tras las secuelas del Alcorconazo y manejó con discreción de mimo el sonado conflicto con Riquelme. Una moderación que desconcierta a la audiencia futbolera, que si no ve la sangre derramada desde la cima de la pirámide descree del poder del líder.
No cree en sistemas perfectos. No supedita el juego de sus equipos a la táctica sino que la entiende como la inteligencia aplicada al servicio del juego, y considera que el mejor sistema es aquel en el que el técnico logra el compromiso de sus jugadores.
No cree en sistemas perfectos. No supedita el juego de sus equipos a la táctica sino que la entiende como la inteligencia aplicada al juego
Los futbolistas que lo han tenido comentan que antepone el equipo a su propia figura. Que se preocupa por ellos, que pregunta, que procura aprender y sacar conclusiones de la interacción. Ese método inductivo lo aleja de poses pseudopositivistas, tan útiles para ganar fama de entrenador serio y trabajador.
Salió del Madrid después de que compararan sus números con los del Barça más exitoso de la historia. Ahora conduce al Málaga, donde hizo de necesidad virtud y, con la misma vocación con que ayudó tras el terremoto de 1985, apuntaló los restos de un proyecto con ambiciones faraónicas para convertirlos en una estructura erguida y sólida. Fue el primer equipo en clasificarse para los octavos de la Champions.
Personalmente solo lo vi una vez, cuando él dirigía River Plate y lo crucé en el túnel de vestuarios después de un Trofeo Bernabéu. Me saludó con timidez. Definitivamente un tipo raro Pellegrini. Tan raro que hasta parece una persona normal.
por Santiago Solari, para el Pais

jueves, 25 de octubre de 2012

ESENCIA DE LIDER


1.- Lo han vuelto a hacer. Los mayores de La Rosaleda aún se hacen cosquillas. Hace algo más de dieciocho años, en 1994, se refundaba el Málaga para pasar a su actual denominación mientras el Milan ganaba su quinta Champions League frente al Barça por 4-0. El fútbol, dieciocho años después, los ha enfrentado cara a cara para volver a su origen. El balón y la pasión de la gente. Lo más primitivo, pero la verdadera esencia.
2.- La primera parte fue de freno de mano. El Milán saltó con un 3-5-2 donde Constant y De Sciglio ocupaban los carriles unos metros por delante de Ambrosini y Montolivo, un paso por detrás de Emanuelson. Negó al Málaga la superioridad adelantando la defensa y solapando líneas. Isco y Portillo malviven sin espacios y la incomodidad les llevó a aparecer con balón a la altura del centro del campo. Mala selección de pases, cero espacios. Incluso el Milán encontró alguna posesión de entidad durante los primeros 20 minutos.
3.- El equipo italiano apareció con Montolivo como regista, marcando el ritmo y girando al centro del campo contrario. El Málaga, ligeramente superado por el escenario, no presionó y dejó a su rival fluir hasta que dos transiciones con cierto peligro le señalaron a Allegri que el camino ofreciendo praderas a la espalda de Ambrosini y Montolivo sería difícil. Paso atrás.
4.- La imprevisible formación del Milan noqueó al Málaga de salida. Incluso cedió posesiones de cierta entidad. Tardó bastante en asimilar dónde se podrían generar algunas ventajas. De hecho, solo Joaquín e Isco leyeron que sería difícil. Los triángulos desde la banda no eran posibles porque Saviola atraía la superioridad del rival. Así, 2×2 y a esperar que la cobertura llegara tarde o el desajuste técnico fuese favorable al ataque. Y pasó, pero sin el necesario desequilibrio.
5.- El partido estaba trabajado por Allegri, pero no encontró ese gol que hubiese dado aire. Con las líneas unidas, no existía recepción posible si no era por banda, hasta donde el Milan trataba de llevar superioridad física. Y no había mayor peligro. Es el partido de la temporada en el que el Málaga más ha echado de menos a Cazorla. El único capaz de filtrar pases a la espalda por cielo y tierra. Portillo e Isco no son maestros en eso, y además Saviola no lanzó ninguna.
6.- Pese al destacado partido de Iturra, durante fases ha penalizado al Málaga. La salida era sucia cuando este no podía orientarse y regaló balones al principio. Ejercicio doble. Se acentuó durante el inicio del segundo tiempo. El Málaga logra ya generar posesiones largas, pero ni Camacho ni Iturra deciden soltarse de ese pivote eminentemente riguroso a nivel táctico –comprensible, según el contexto en el que llegaba el Málaga–. Por tanto, no hay sorpresas para el repliegue del Milan. Nadie llega, todos están. Tampoco Gámez y Eliseu han seleccionado bien las subidas.
7.- El punto de inflexión en el partido lo alcanza el nivel físico del Milan. El Shaarawy deja de apoyar el repliegue posicional del equipo italiano y obliga a desplazamientos de más metros a Ambrosini-Montolivo. Consecuencia: el inicio de la jugada del Málaga queda libre. El déficit deja de ser déficit porque el rival no lo aprovecha y facilita la presencia de Iturra-Camacho hasta las proximidades de Isco, Portillo y Joaquín, que en su primer desmarque a la espalda, marca el gol de la victoria.
8.- A partir del gol, otro partido. El Milan se parte. Camina con el corazón y Allegri acumula delanteros. Rara vez obtiene buen resultado este tipo de propuestaa, a priori ultra ofensivas. Acumular no significa atacar más. Ni siquiera mejor. El Milan se partió con un 4-2-4 absolutamente expuesto (El Shaarawy, Bojan, Pazzini y Pato se repartían a lo ancho). El Málaga pudo sentenciar, pero a la primera transición que no acabó, decidió retener. Generó dos posesiones largas y acabó el partido. Lo remató como sabe, teniendo el balón.
y 9.- Tres victorias para completar el pleno en la primera vuelta. Siete goles a favor, ninguno en contra. El Málaga roza el pleno compitiendo al máximo nivel. No solo despliega posesiones largas y gestos técnicos de alto nivel, sino que compite como el equipo más necesitado. Ahora tiene un gen de liderazgo muy por encima de la media. Esa confianza que, parafraseando a Wallace Stevens, ofrece estar abierto a todas las preguntas. Y tener respuesta: la esencia.

* Fran Alameda
 es periodista
.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

AL ACABAR EL PARTIDO

Finalizado el partido, llega el momento en el que los periodistas desfilan camino a la sala de prensa, hacen su particular calentamiento comentando con sus compañeros cómo vieron a los equipos, acciones polémicas e incluso apuestan cómo será la puesta en escena de los entrenadores después del resultado conseguido por sus respectivos equipos. Se abre la puerta y las luces de la sala de prensa se encienden, los objetivos de las cámaras se centran en una persona, ordenadores, bolígrafos y libretas toman el mando, empieza el espectáculo.
En los últimos años se hace un seguimiento exhaustivo del partido y todo lo que esté relacionado con él. Por esa razón, las ruedas de prensa se acostumbran a seguir en directo inmediatamente después de la finalización de los encuentros.
Debemos diferenciar entre aquellas comparecencias previas al partido, en las que el entrenador se muestra mucho más relajado y en la que se hablan más de supuestos, posible once inicial, táctica que se utilizará, estado de los lesionados, etc., de aquellas otras posteriores al partido, en la que el técnico deberá justificar hechos que han ocurrido minutos antes de que tomara asiento en la sala. Las segundas son las que centrarán mi atención, especialmente cuando comparece el derrotado.
SALIR A DEFENDER
Serán aquellas en las que el entrenador asumirá toda la responsabilidad del resultado, liberando a sus jugadores de cualquier culpa sobre el resultado final. Estas acostumbran a ser las más utilizadas ya que de esta forma se protege a los protagonistas y se demuestra ante ellos que él siempre estará allí para dar la cara en los buenos y los malos momentos.
De puertas para adentro, el malestar por la actuación de los jugadores puede existir, pero no se producirá ninguna declaración desagradable ante los medios que pueda afectar al buen funcionamiento del equipo.
En estas ruedas de prensa el entrenador acostumbrará a defender la profesionalidad de sus jugadores, consciente de que los problemas internos deben resolverse dentro del vestuario para evitar que una situación con solución se convierta en un dolor de cabeza para el resto de la temporada.
En ocasiones, el entrenador cometerá el acierto de no querer hablar de las decisiones arbitrales adoptadas durante el encuentro, siendo consciente que estas forman parte del juego y hay que aceptarlas.
SALIR AL ATAQUE
En este tipo de comparecencias, el técnico se marcará como responsable del resultado pero encontrando diversos culpables que le acompañarán durante su exposición. Habitualmente, se hace referencia a los errores de los colegiados. Provocando de esta forma que el mal partido de tu equipo quede oculto detrás de las decisiones tomadas por los hombres de negro. Permitiéndole de esa forma salir airoso de su cara a cara con la prensa.
Las convocatorias internacionales o las lesiones que acumula el equipo, en ocasiones, pueden ayudar a justificar el resultado negativo.
Pero la opción menos utilizada, y a su vez más conflictiva, es la de culpar a los jugadores directamente al finalizar el encuentro.
CULPAR AL EQUIPO
Que el futbolista profesional puede tener una mala tarde y el equipo se resienta por ello es algo lógico ya que resulta complicado mantener un máximo nivel durante toda la temporada. El problema surge cuando el entrenador hace público su descontento por la actuación de sus futbolistas ante los medios, creando una situación complicada dentro del vestuario al no estar los jugadores acostumbrados a cargar con la responsabilidad de los resultados negativos, sintiéndose expuestos ante la opinión pública.
Esta opción es peligrosa y puede provocar diversas reacciones en el vestuario.
La primera de ellas es que los jugadores mostrarán su malestar público por las declaraciones de su técnico, respetando sus palabras pero no compartiéndolas y causando un malestar total en el vestuario, que podrá verse reflejado sobre el terreno de juego tanto en entrenamientos como en partidos y que puede finalizar con el despido del técnico por la falta de implicación de los futbolistas.
Otra posibilidad es la de provocar la unión del grupo contra las palabras del entrenador y exponerle en privado su descontento por las acusaciones que lanzó contra ellos. Esta reacción puede generar el efecto esperado por el míster, consiguiendo que el equipo  se sobreponga a la crisis y salga fortalecido.
Por último, los jugadores pueden simplemente aceptar lo comentado por el entrenador, siendo conscientes que su rendimiento no es el apropiado y que quizás su grado de implicación debe aumentar para que el líder del equipo vuelva a confiar al máximo en las cualidades de cada uno de ellos.
El vestuario deberá decidir qué opción tomar aunque lo evidente es que el entrenador, al señalarles con el dedo, ha dejado claro que son ellos quienes deben tomar el mando.
El entrenador abandona la sala después de haber contestado todas las preguntas que le fueron formuladas; camino al autobús, es consciente que tan solo un par de entrenamientos le separarán de volver a encontrarse con la prensa en la previa del partido. Sentado, comienza a meditar si sus palabras fueron las correctas y si los jugadores habrán captado el mensaje que quería transmitirles, aunque en su cabeza una pregunta comienza a rondarle y le acompañará durante unos días: “¿Me habré equivocado?”.

* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola. En Twitter: e_duran_diaz
- Fotos: AP – Athletic Club

martes, 25 de septiembre de 2012

MALOS TIEMPOS

Los resultados no acompañan, que si la falta de suerte, que si Sergio Garcia y Colotto son dos bajas muy importantes, que si los arbitrajes, que si el sistema de juego, que si... son muchas excusas.
Lo que esta ocurriendo es algo que ya desde hace alguma temporada se veia venir, el nivel de la plantilla cada temporada es mas bajo, y con la excusa de decir que por lo menos hay 3 equipos peores vamos saliendo del paso.
Yo no saldre de mi guion de estas semanas de malos resultados, hay que trabajar, trabajar y trabajar, sobre todo para corregir errores, para preparar al equipo animicamente y para saber leer los partidos y a los rivales.
No voy a vender optimismo pero una cosa tengo clara, hay que estar muy unidos y aunque suene a topico debe ser asi, el equipo debe sentirse arropado ya llegara el momento de poner notas.
Hay margen de mejora, hay que quitarse esa ansiedad y sobre todo medir lo que se dice.
Una buena receta es mantener la calma.
 
Copyright 2009 sarria82. Powered by Blogger