viernes, 28 de marzo de 2008

FUTBOL EN LONDRES

HISTORIAS DE LONDRES. UN ASUNTO GRAVE (1/10) por Enric González
Hoy comienzo a colgar una serie de fragmentos del capítulo “Un asunto grave”, el cual está recogido en el libro Historias de Londres (Altair viajes, 1999) de Enric González, y que ha estado descatalogado. Este capítulo recoge semblanzas de los clubes más representativos de la capital inglesa y de cómo se vive el fútbol en esta ciudad tan especial. Para que no sea excesivamente largo los iré subiendo poco a poco, normalmente cada fragmento estará referido a uno de los clubes londinenses, aunque las referencias de actualidad están realizadas al año 1999. A continuación dejo como introducción el comienzo del capítulo, donde queda de manifiesto el título del mismo.

Una tarde, en la barra del Bunch of Grapes, escuché el diálogo que mantenían un hombre indignado y un hombre desolado.

- Tú y yo somos judíos- dijo el hombre indignado.

El hombre desolado asintió levemente, con la mirada clavada en el fondo de la pinta.- Tú eres judío- insistió el indignado-.

Tú eres judío- repitió.

El rostro de la desolación se mantuvo en silencio.

-¿Tú sabes lo que significa ser judío? ¿Tú conoces la historia de los judíos?

El desolado hizo un gesto de impotencia.

El indignado crispó la boca y los puños.

- Tú eres judío. Entonces –casi escupió- ¿Cómo puedes ser del Arsenal?

El desolado siguió silencioso, masticando su espantosa traición.

El fútbol es un asunto de la máxima gravedad en Londres. Como dijo el clásico, el fútbol no es un asunto de vida o muerte: es algo más serio que todo eso. Hay gran afición por el críquet, y son inenarrables las transmisiones radiofónicas de ese deporte en el que pasan horas sin que ocurra nada, en el que todo se interrumpe a media tarde para que los jugadores tomen el té y en el que los encuentros pueden durar varios días. Admito que, pese a las denodadas explicaciones de Iñigo Gurruchaga y de David Sharrock, nunca pillé el intríngulis del asunto. También hay mucha afición por el rugby. Pero el fútbol es el fútbol. Aunque uno no sienta especial interés por las cuestiones balompédicas, suele acabar sabiendo cuál es su tribu y cuáles son sus colores. O al menos cuáles no son sus colores. Y si uno es judío, lo propio es ser blanco como un lirio, ser un lillywhite, ser un spur. Forzando las cosas se puede ser un don, incluso un hammer, pero jamás un gooner.

El fútbol londinense tiene dos cunas, la escuela religiosa y el taller, y está ligado al moderno desarrollo de la ciudad. El balón cayó en la ciudad en el último cuarto del siglo XIX, procedente del norte industrial, y proporcionó banderas y signos de identidad a los barrios extremos, las zonas de aluvión agregadas a Londres durante el largo reinado victoriano. También forjó enemistades eternas. Como la del Arsenal, los rojos gooners, y el Tottenham, los blancos spurs, en la populosa ladera que desciende desde Hampstead hacia el Támesis.
Enric González es autor de Historias de Londres, editado por RBA (2007).

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