HISTORIAS DE LONDRES. UN ASUNTO GRAVE (2/10) por Enric González
Crystal Palace
Como de costumbre, conviene remontarse a la Exposición Universal de 1851. Los 200 trabajadores que instalaron el palacio acristalado que albergó la exposición permanecían juntos de lunes a sábado, en jornadas de 12 horas, y optaron por prolongar su comunión hasta el domingo para practicar el deporte que muchos de ellos, gente descendida del norte, habían conocido en Manchester, Leeds, Newcastle o Nottingham. En 1854 hubo que desmontar el palacio de su emplazamiento en Kensington y transportarlo hacia Dulwich, al sureste de la ciudad, donde fue instalado de nuevo. (Dulwich es una zona bonita, tranquila y fatalmente aburrida. Margaret Thatcher poseía una mansión en el barrio y a ella se encaminó en otoño de 1990, tras entregar su dimisión a Isabel II. Al cabo de unos meses, desesperada del hastío, regresó al centro de Londres).
En Dulwich, pues, aquellos 200 trabajadores reconstruyeron el edificio y siguieron jugando al fútbol, y en 1861 se constituyeron en club. En 1871, el Crystal Palace fue uno de los quince equipos que participaron en la primera edición de la copa de football association (el football a secas es una variante de lo que conocemos como rugby). El Palace no ganó. De hecho, el Palace nunca gana, pero eso tiene poca importancia. El club funcionó de forma intermitente hasta que en 1905 se formó por segunda vez, tan justo de dinero que pidió auxilio al Aston Villa de Birmingham y recibió una caja de camisetas con los colores azul y burdeos del club de las Midlands. Con esos colores se quedó. Conviene saber que el Palace guarda un respeto instintivo ante el Real Madrid. El equipo de Di Stéfano y Gento se avino a jugar en el partido inaugural del estadio del Palace, Selhurst Park, en los años cincuenta, ganó por 3 a 4, y marcó una profunda impresión entre los aficionados locales.
La gente del Palace, que gusta llamarse a sí misma the eagles (las águilas), es gente habituada a la derrota y a medrar en las divisiones inferiores. En su larga historia sólo han disfrutado de unos años de gloria, en los ochenta, una década en la que llegaron a clasificarse para jugar una competición europea, la Copa de la UEFA. Pero en el último momento las autoridades del fútbol continental concedieron el perdón al Liverpool, sancionado por la violencia de sus hooligans en la espantosa noche de Heysel, y decidieron que el equipo de Anfield Road tomara el puesto que le correspondía al Palace. La gente del palacio de cristal carga con una dura tradición de penas.
Enric González es autor de Historias de Londres, editado por RBA (2007).
1 comentarios:
Sigue así, esperando ya el tercer capítulo.
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