Después del AC Milan llegó la Juventus y esto fue aún peor ya que el enemigo es la vecchia signora. Los enfrentamientos entre ambos dividen al país, el Juve – Inter es el clásico de Italia. Unos con Sacchi, otros con Lippi y ambos con Capello, el Inter de Moratti tras la época de los alemanes con Misura como patrocinador no había vuelto a ser el equipo de referencia. Pudo serlo con la llegada de Ronaldo pero una lesión dejó en un suspiro un periodo que prometía cambiar el rumbo de la historia. El mano a mano de Ronaldo con Marchegiani en la final de la UEFA y varias ligas perdidas sobre la bocina dejaron sin trono a un equipo castigado por las graves lesiones de un jugador que era imparable en plena forma.
Ese equipo no dio la talla en la Champions. Contra el Madrid en Sevilla se pudo ver que ese Inter no llegaría muy lejos. Como la Roma, eran los dos equipos italianos que podían caer eliminados contra cualquiera. No eran grandes en Europa, ambos tenían un pasado pero en el presente no llegaban nunca a ser considerados favoritos.
Con el fichaje de Ibrahimovic, el descenso de la Juve, el absurdo envejecimiento del Milan y la incapacidad de la Roma para invertir, así como los títulos ganados o recuperados en los tribunales, el Inter se quedó como el equipo de Italia. Los rivales no competían y el Inter comenzaba el ciclo ganando. Mancini dejó el Inter con doblete aunque en la Champions cualquier equipo con orden y táctica les dejaba fuera. Así lo hizo el Valencia de Quique y el Liverpool de Benítez.
La llegada de Mourinho provocó el estallido y el debate. Muchos consideraban que Mancini debía continuar, era un ganador que en sus dos últimas ligas sólo había perdido cinco partidos, registros de record. Su primer año dejó la eliminación con la Samp en la Coppa y con el Manchester United en la Champions, así como cinco partidos ganados menos que Mancini en la Serie A.
Había dudas, pedían la cabeza del portugués pero Moratti hizo todo y más para complacerle así como para oscurecer todas las polémicas y es que Mourinho abre enemigos en cada manifestación. Es un ganador desde la provocación, es fuerte y juega fuerte, es un clon de Drazen Petrovic en la versión entrenador.
En la última temporada arranque con derrota en la Supercopa. Más dudas para firmar un inicio de liga impecable que escondía los apuros en Champions. Enfrentamiento con Ballotelli y debate abierto. Tocaba elegir entre la joya de la corona y el mediático portugués. Las relaciones por aquel entonces entre Mourinho y la prensa estaban rotas ya que este no acudía a las ruedas de prensa.
Llegó la caída en liga, la Roma se puso líder al tiempo que florecía el Inter ganador de Champions, la eliminatoria contra el Chelsea aumentó la autoestima y la fe, contra el CSKA llegó el descanso ya que perder no era posible con Julio César atrás y contra el Barça llegó el cara o cruz, el duelo último. Ganar significaba la champions y esta que no son más que detalles salió cara cuando muchas otras veces a Mourinho y el Inter, juntos o separados, les había salido cruz. Eran el momento de los nerazzurri, desde el momento que pasan contra el Barça Mourinho sabe que es entrenador del Madrid y que la Champions no deja de ser una anécdota. Juega fuerte, Florentino ofrece dos años y menos dinero, sabe que Mourinho esta como loco por firmar y que una derrota en el Bernabéu le puede dejar sin banquillo.
El portugués apuesta fuerte, quiere cuatro años y diez millones netos. No tiene prisa por firmar, aprovecha la final para jugar su partida para terminar con Florentino rendido a sus pies. Moratti no hacía más que el papelón, ahora entiende la mentira y es que Mourinho le ha amargado la fiesta. Es la otra cara de Mourinho quizás por eso es un número uno.
Futbolitis - Marcos López
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