A Nelson Haedo Valdez le sedujo Alicante. A Mohamed Zidan, las lesiones. El queridísimo Kehl también tuvo problemas físicos. El panorama a inicios de campaña, fichando a un japonés que no conocía ni Takeshi Okada y, eso sí, al polaco Robert Lewandowski -que a poco regular que fuera haría olvidar a Valdez-, no era el de un equipo campeón. Más bien debería sufrir el tan comentado lastre de la inexperiencia, con tanto jugador joven obligado a tomar parte protagonista. Algunos ya se habían consolidado la temporada pasada en el once titular. Es el caso de Mats Hummels, Marcel Schmelzer y Kevin Grosskreutz. Sobre el estilo de este último, autor anoche de dos de los tantos del Borussia, se comparan las nuevas estrellas del equipo. Shinji Kagawa -ausente durante un mes por la Copa Asia-, Sven Bender y el distinguido Mario Gotze, la joya de la corona.
Götze tiene dieciocho años y juega en tres cuartos de campo. El año pasado hizo las prácticas en el primer equipo – jugó cinco partidos- y en esta se lo han quedado definitivamente. Juega siempre, como los insustituibles de Klopp -que hace pcoas rotaciones- y suele hacerlo maravillosamente. De centro de gravedad bajo, rápido con el balón en los pies, tiene un don para el pase al hueco y las jugadas de fútbol sala. El timón del Borussia Dortmund es Nuri Sahin, que juega unos metros por detrás y viene a ser un Özil del pivote, pero el talento puro es el pequeño Götze. Marcó ayer el tercer tanto con un descaro tremendo, tras una rápida triangulación, dejando abatido al pobre René Adler, que no se mereció a su defensa.
Los jugadores del Dortmund están ahí, pero todos coinciden en que nada de esto sería posible sin su técnico, Jürgen Klopp. Excepto como futbolista -discreto delantero del Mainz- ha triunfado en el resto de sus propositos. Premiado comentarista, estudió ciencias del deporte en la Universidad de Frankfurt, subió como técnico a primera división a su Mainz, un iluminado le votó para la alcaldía en las elecciones de Hornberg , e incluso, ha recibido algún que otro premio por lo bien que le sientan sus gafas . En Dortmund ha sabido dar oportunidades a la cantera y ellos le han correspondido jugando como los ángeles. A cambio, el técnico les ha inculcado unos valores de equipo impagables. Desde antes del parón invernal que no están jugando igual de lucidos que al principio, pero ganan. Y una semana más, tres puntos, y para marcarles un gol hay que hacerse daño (Kiessling lo experimentó anoche).
Con un partido más, aventajan en 13 puntos al Mainz y en 17 al Bayern de Múnich. Haría falta un milagro para quitarles el trono de la Bundesliga.
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