En la rampa de salida. Así se ve a sí mismo Marcello Lippi. A sus 63 años, el eterno estratega del cabello blanco y las lentes redondas concluye su año alejado voluntariamente de los banquillos. El dominador del fútbol italiano y azote de las competiciones europeas en el decenio 1994-2004 con la Juventus de Turín necesitaba un parón tras tanta batalla librada. El fracaso del Mundial de Sudáfrica dejó secuelas en el mismo hombre que había tocado la gloria cuatro años antes en Alemania. Tras pasar cuatro meses gozando del verano ibicenco, Lippi tiene las pilas cargadas y quiere volver a oler el césped de bien cerca. Su preferencia, una selección extranjera. Durante estos meses ha rechazado “quince ofertas” y no ha querido desconectarse de su amado ‘calcio’. “Eso sí, ya no estoy en primera línea“, especifica con sonrisa afable y ‘disfrazado’ de turista anónimo con polo y pantalones claros y chaleco color rojizo. El día es lluvioso. Comienza el otoño en la isla y Lippi marchará en breve en dirección a la península transalpina. La hora de volver parece cerca y, sentado en una terraza de Sant Josep de sa Talaïa, la serena mirada ‘lippiana’ evoca la tranquilidad y el anonimato que le ha proporcionado la isla. “Es increíble, pero aquí me paran muchísimo menos que en lugares tan lejanos como en Vietnam. Fui a Hanoi después de ganar el Mundial de 2006 y todos los niños al verme gritaban ‘¡Marcello Lippi, Marcelli Lippi…!”. Años antes, cuando dirigía a la Juve, estuve en Senegal y allí todos son juventistas. Tampoco me dejaban en paz“, recuerda divertido el viejo centurión. Es hora de hablar de pasado, presente y futuro, siempre en clave futbolística.
¿Por qué ha elegido Ibiza para su año sabático?
Mi hija tiene una casa aquí y la visité el año pasado. Me gustó mucho y decidí comprarme una casa yo. Me gusta mucho la discreción que tengo aquí, la comida, la bebida, el mar… Tengo 63 años, después de más de 30 en los banquillos, pararse un poco, relajarse y mirar, no es malo.
¿Era posible desconectar en Italia?
Allí vivo en una ciudad de la Toscana que se llama Viareggio, cerca del mar. Cuando el tiempo es bueno, siempre estoy en la playa. Y allí siempre la gente me saluda y me pregunta cosas, es muy diferente que aquí.
¿Quema el banquillo?
Entrenar a un gran nivel es muy estresante, ocupa las 24 horas del día. Por eso, es necesario también tener tiempo para ti, viajar y conocer la realidad del mundo que te rodea. Con mi edad, parar unos años es bueno. Con 40, no puedes. Pero yo quiero trabajar todavía.
¿Es difícil decir que no a una oferta? ¿Ha tenido muchas durante su inactividad?
Sí que es difícil. Desde que dejé de entrenar he tenido unas quince ofertas de equipos de todo el mundo: países árabes, China, Europa… Yo había decidido estar un año completamente parado. En octubre me gustaría volver a trabajar, coincidiendo con los últimos partidos de clasificación para el Europeo. Trabajar para una selección nacional que no se haya clasificado para la Eurocopa y preparar el Mundial puede ser una solución. Quiero entrenar a una Nazionale.
¿Le ha llamado el Inter para suplir a Gasperini?
No, no… Además, yo ya estuve en el Inter en la 99-00.
Conocemos al Lippi entrenador, ¿cómo era el jugador?
¡Yo he jugado antes de las Guerras Púnicas! (ríe) Hace mucho ya de eso, era un fútbol muy diferente. Entonces, se jugaba en la defensa con dos marcadores al hombre y con un líbero en el medio. Yo jugaba de líbero: era muy técnico y muy fuerte de cabeza, psicológicamente y golpeando al balón. Creo que tuve una carrera buena: jugué 20 años en la Sampdoria, nunca cambié de equipo. Ahora creo que sería un jugador normal.
¿A qué futbolistas admiraba de niño?
Me gustaba mucho Gianni Rivera, era mi preferido. Cuando era niño y hacíamos equipos mis amigos y yo para jugar a fútbol, todos llevábamos la camiseta del Milan de Rivera.
¿Es necesario haber sido jugador para poder entrenar después?
No es necesario, pero es importante. Si has sido jugador conoces la psicología del futbolista, sabes cómo se razona cuando se gana, cuando se pierde… Comprendes las situaciones particulares. El fútbol es una cultura. Debes conocer la mente de la persona con la que trabajas. Los mejores jugadores del mundo casi nunca se convierten en los mejores entrenadores. Es difícil, muy difícil…
¿Y Pep Guardiola?
Guardiola ahora es el mejor entrenador del mundo, fue un buen jugador, pero no un fuera de clase. Es muy inteligente y, recientemente, ha dicho algo que me ha gustado mucho. Le preguntaron si podría hacer jugar a otro equipo igual de bien que el Barça y él contestó: “Si el presidente me ficha ocho o nueve jugadores del Barcelona, sí”.
Tras 30 años en los banquillos, ¿cómo ha cambiado este deporte?
El calcio es siempre igual, es hijo de su tiempo. Hoy vivimos en un mundo donde todo es frenético, veloz, global. La globalización ha llegado al fútbol. Hay 1.500 brasileños jugando fuera de su país y entrenadores trabajando muy lejos de sus lugares de origen. Pero, por ejemplo, el balompié italiano será siempre igual porque su tradición le exige tener buena defensa y coberturas. España siempre jugará rápido y técnico. La manera de jugar no cambia, pero no asegura que un equipo o un país sea ganador.
¿Cambió la mentalidad de la selección española para poder ganar la Eurocopa y el Mundial?
Cambió cuando empezó a ganar partidos importantes, como el de cuartos de la Euro’08 contra Italia. Un equipo vencedor se hace con esos partidos y, claro, haciendo coincidir a siete u ocho futbolistas en el mejor momento de su carrera. La base de jugadores barcelonistas, que lo han ganado todo, es formidable.
¿Dónde está la belleza del ‘cattenaccio‘?
Es una palabra que se usaba hace muchos años y se ha seguido utilizando, pero no se puede hablar más del cattenaccio. Era un sistema de juego que promulgaba una cobertura defensiva desesperada, con todos los hombres defendiendo. Ahora, el fútbol de mi país tiene una buena tensión defensiva, que sigue la tradición, pero no se puede hablar más de cattenaccio. Ya no existe. Existe también un juego elaborado, con un carácter ofensivo importante.
¿Demuestra el Barcelona que no es necesario un sistema para triunfar? ¿Es el fin de los módulos de juego?
Guardiola dijo algo muy cierto: nuestro delantero es el espacio. Es decir, cuando cuatro, cinco o seis jugadores van a atacar ese espacio, cualquiera de ellos puede convertirse en delantero. Eso, a la velocidad que lo hacen ellos, resulta muy difícil de parar.
Con Messi, todo es más fácil…
Es el mejor jugador del mundo, claro. Le falta ganar un Campeonato del Mundo con Argentina. En ese momento, lo tendrá todo. Cuando lo consiga, será definitivamente recordado como el mejor del mundo del Siglo XXI. ¿Qué le falta a su selección? Es muy difícil de saber a 10.000 kilómetros de distancia.
¿Por qué la Serie A ha bajado su nivel en los últimos años?
Porque la vida está hecha de ciclos y el fútbol, también. En los años 90, los equipos italianos han acaparado todas las finales de competiciones europeas. Ahora no estamos en un período ganador, pero volverá. El calcio es muy ganador, es su característica. Todo el mundo coincide en que el fútbol brasileño es el más técnico, bonito y fuerte del mundo. Italia, que no se considera que juegue bien, tiene cuatro mundiales y Brasil cinco. En el 94, nos ganaron en penaltis. Todo esto demuestra que, ante todo, nuestro juego es muy ganador.
¿Cómo explicamos la diferencia que ha abierto la Premier respecto a la liga italiana?
Ahora hay tres maneras de dirigir una escuadra. Está la fórmula del mecenazgo a través de las grandes riquezas del mundo. Rusos, jeques árabes, americanos… Todos han decidido invertir en el fútbol. Después está la manera de los emprendedores, empresarios que deciden meterse en este deporte porque pueden obtener un beneficio económico con otras actividades. Esto explica que un empresario de Milán dirija un equipo en Sicilia o viceversa. Después está la manera que más me gusta: invertir en las categorías inferiores. La clave es convertir una pequeña cantera en una gran cantera. Eso requiere de inversión para contar con buenas instalaciones y eficientes entrenadores juveniles. Siempre será más fácil pagar todo eso que comprar futbolistas adultos. Es lo que hace el Barcelona en España. En Italia tenemos el ejemplo del Atalanta.
Esa manera de trabajar diferencia al Barcelona del Real Madrid.
El Barcelona ha llegado a contar con catorce jugadores de la cantera en la plantilla. La programación a la hora de trabajar es completamente distinta que la del Madrid, que ha hecho grandes desembolsos en los últimos años. La filosofía de uno y otro no tienen nada que ver, el Real tiene a muchos jugadores de sus equipos juveniles en el resto de clubes de la Liga. En Inglaterra, la mayoría de los propietarios de las escuadras son extranjeros y los entrenadores, también. ¡Eso no es fútbol inglés! Solo el 38% de los futbolistas de la Premier son ingleses. La selección inglesa tiene buenos jugadores, pero para Capello no es nada fácil hacer un equipo. Además, no hay ingleses apenas en ligas extranjeras y tiene que descontar de la lista a los escoceses, galeses e irlandeses. Cuando yo entrenaba a Italia, el 65% de las plantillas de la Serie A eran italianas.
La relación con el entorno de Guardiola y Mourinho también es contrapuesta. ¿Considera maleducado al portugués por sus declaraciones?
Mourinho usa todas esas situaciones para crear una motivación muy grande entre sus efectivos. Siempre defiende a su escuadra. Por esta razón, todos los futbolistas que le han tenido como entrenador hablan siempre bien sobre él. Se expone siempre ante los medios para evitar que se hable de otra cosa.
Desde los tiempos de Suárez, Peiró y Del Sol, Italia parece maldita para los españoles. ¿Por qué?
Ellos tres fueron muy importantes para el fútbol italiano. Estuve hace poco en Turín viendo un partido de la Juve y me encontré con Luis del Sol. Luisito Suárez era muy bueno, fantástico. Además, una gran persona. Es muy querido en mi país y yo tuve la suerte de jugar con él algunos años en la Samp. Creo que si Xavi, Iniesta o Puyol decidieran jugar en Italia no tendrían problemas, son excelentes.
¿Cree que Luis Enrique triunfará en la Roma?
Han hecho una buena elección con él, pero Italia es muy difícil y Roma, más. Con Luis Enrique cambian completamente la forma de plantear el trabajo y eso necesita tiempo. El problema es que nos falta paciencia: igual que la gente se exalta después de un partido bueno, también se deprime después de dos encuentros malos. Caer en la primera ronda de la Europa League contra un equipo eslovaco y perder en la primera jornada de Liga contra el Cagliari provoca este nerviosismo. Contra el Inter en Milán ya estuvo mejor, pero con el Siena volvió a empatar en el Olímpico. Esta es la dificultad del calcio: todos los equipos de la Serie A tienen un rigor defensivo muy bueno y es difícil atacarles. Mourinho lo comprendió perfectamente cuando estuvo aquí, se puede perder contra cualquiera.
Para usted, la psicología es la clave para formar un gran grupo de jugadores. A lo largo de su carrera ha tenido la mala suerte de perder tres finales de Copa de Europa con la Juventus. ¿Cómo se motiva al equipo después de esos varapalos?
No es nada fácil estar en una final. Llegar a cuatro parece imposible. De 1996 a 1998, tres seguidas y ganando siempre el Scudetto. Intento ver siempre las cosas desde el lado positivo, en aquella época jugamos 55 partidos de Copa de Europa de manera consecutiva. Cuando llegas a esa altura, no pasa nada por no vencer.
¿Su mejor recuerdo como entrenador?
Champions League, Supercopa de Europa, ligas, copas… Nada es comparable a levantar el Mundial con la camiseta de tu nación. Es una satisfacción enorme.
¿Cuándo vio que era posible ganar el Mundial de Alemania?
Todo es una mezcla de fuerza, convencimiento y autoestima que se va formando partido a partido. Empecé a creer que podíamos ganarlo después de las semifinales con Alemania. Fue un partido bellísimo y, en la final, era el momento de ganarle a Francia. Habíamos perdido por penaltis en los cuartos del Mundial ’98 y en la final de la Eurocopa de Holanda y Bélgica. Era nuestro momento.
Zinedine Zidane, según usted, el mejor jugador que ha pasado por sus manos. ¿Por qué acabó su carrera asestándole un cabezazo a Matterazzi?
No es el mejor jugador que he entrenado. Para mí, es el mejor futbolista de los últimos 20 años, igual que Maradona fue el mejor de las dos décadas anteriores. Tuve la suerte de contar con él durante cuatro años. Es una persona extraordinaria y después de aquella final nos hemos visto mucho. Este verano hemos pasado varios días juntos en Ibiza. Nunca hemos hablado sobre lo que hizo. Es un hombre excepcional, una bravissima persona.
Si ‘Zizou’ fue el mejor, ¿a quién le costó más entrenar?
Si respondo, puede ser interpretado como negativo.
Siempre se ha dicho que su relación con Roberto Baggio, con el que coincidió en la Juventus y en el Inter, nunca fue buena… ¿Es cierto?
Se dicen muchas cosas, pero no voy hablar sobre este tema.
Con una mueca no precisamente sonriente concluye la entrevista Marcello Lippi. Eso sí, no duda en desear buena suerte a Masliga en su corta andadura. “¿Una web sobre fútbol creada por estudiantes universitarios? Interesante…?”. Anota el nombre de la página en su Iphone y, tras las fotos de rigor, desaparece por la calle que rodea a la blanca iglesia de Sant Josep con el mismo aire de veraneante distraído con el que apareció. No en vano, hasta octubre no acaba su año sabático y el descanso es sagrado.
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