miércoles, 9 de enero de 2008

¿EL OPIO DE LOS PUEBLOS?


EL OPIO DE LOS PUEBLOS? por Eduardo Galeano

¿En qué se parece el fútbol a Dios?. En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales.
En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del fútbol y de "las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan". Un siglo después, en Buenos Aires, Jorge Luis Borges fue más que sutil: dictó una conferencias sobre le tema de la inmortalidad el mismo día, y a la misma hora, en la selección argentina estaba disputando su primer partido en el Mundial del '78.
El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el fútbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la Cultura, y así la chusma tiene lo que quiere.En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase.
Cuando el fútbol dejó de ser cosas de ingleses y de ricos, en el Río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar la huelgas y enmascarar las contradicciones sociales. La difusión del fútbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos.
Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires. En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron al fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia. Entre ellos, el marxista italiano Antonio Gramsci, que elogió "este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre".
Eduardo Gaelano es escritor uruguayo

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder tío, estás de un nivelazo, pasamos de Nietzsche a Galiano. Muy bien...

Creo que fue Carlitos Marx el que dijo que "la religión es el opio del pueblo" y muchos han traslado esta frase al fútbol.

Recuerdo una de las personas que me ha enseñado algo en esta vida, el señor Lluis Antonio (aún sigue como profesor en el IES Maria Aurelia Capmany) que nos llamaba "alienados" por nuestro interés por el fútbol.

Como bien dice el artículo, muchos han sido los intelectuales que se han acogido a esta teoría, generalmente de izquierdas. En según qué sectores, está mal visto decir no que te gusta el fútbol, sino que eres capaz de pasarte un sábado entero viendo partidos y partidos de fútbol. Quizás todo sea motivado por el uso que se hizo durante el franquismo del fútbol, de la apropiación de los éxitos del Real Madrid en Europa, etc.

Javi G. Rigol dijo...

bueno bueno, pero que te creias, me habias subestimado? de todas formas es un articulo que ya me encontrado escrito me ha gustado y lo he publicado, de Galeano no debes dejar de leer que estoy seguro que te gustara muchisimo " el futbol a sol y sombra"

 
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