Un concierto de rock y un partido de fútbol son los dos un espectáculo, o por lo menos deberían serlo. Eso depende de todo el chanchullo que hay alrededor: es un 5% de arte y un 95% de mierda”. Así resumía hace poco Manu Chao -aún siendo él fanático del Bilbao y el Marsella- una impresión bastante generalizada sobre el fútbol y el rock, dos mundos con mucho en común.
Evidentemente, la conexión entre el mundo del rock y el del fútbol es obvia: los más fanáticos son ahora los más jóvenes, esos que llenan los fondos sur de cada estadio. En gran parte, ellos son también los que ocupan las primeras filas de los conciertos en directo, y los músicos muchas veces no hacen más que imitar a sus seguidores
Tanto en uno como en el otro espectáculo, la adrenalina y las ansias tienden a liberarse, expresándose de forma similar. Con un héroe al fondo, alguien por quien darlo todo, bien sea un delantero centro o la última estrella del pop. Además, últimamente los futbolistas están convirtiéndose, muy a su pesar, en auténticas estrellas del mismo nivel que antes sucedía con las del rock, por lo menos a nivel internacional. Y si no que se lo pregunten a David Beckam, Raúl, Luis Figo...
Por ahora, en estas tierras aún andamos en pañales a la hora de escribir canciones para apoyar a las selecciones. Es cierto que cada equipo tiene un himno más o menos oficial y que muchos grupos se dedican a componer canciones o a tocar los himnos como parte de sus conciertos: así lo hacían ya en los 80 Glutamato Ye-Yé con el del Atlético de Madrid y Siniestro Total con el del Celta de Vigo.
Pero de ahí a pensar que grabaciones como la de Rosana en aquel bochornoso “Quiero estar contigo” junto a los componentes de la selección estatal española, media un abismo. Ni tan siquiera para eso la Federación Española de Fútbol tiene un mínimo de gusto, aunque en ello mucho tienen que decir los intereses de los sellos discográficos. ¡Si ni tan siquiera se les pide que busquen al grupo más creíble o más en la onda de lo que se hace en la actualidad, sino que sea un himno contagioso y fácilmente tarareable en los estadios y que todo el mundo recuerde por la calle!
En eso los británicos, reyes absolutos en las listas del pop de medio mundo e inventores del fútbol, llevan una ventaja de años luz. Aún no hace mucho que pusieron a un grupo de probada reputación, ganada a pulso durante dos décadas -Echo & The Bunnymen- para componer el himno de su selección, y por si dudaban de su capacidad de enganche pusieron a cantarlo a su líder, Ian McCulloch, al lado de las Spice Girls.
En otra ocasión The Lightning Seeds grabaron , junto a los futbolistas Frank Skinner y David Baddiel, lo que fue el himno oficial para la Eurocopa de Naciones del 96, “Three Lions”, que, cómo no, se mantuvo entonces en el número 1 durante las semanas que duró el torneo.
Primal Scream también grabaron para aquella Eurocopa, por pura diversión -lanzaron una edición limitada que se mantuvo en las tiendas una semana-, una magnífica canción titulada nada menos que “The Big Man And The Scream Meet The Barmy Army Uptown”, repleta de samplers y con la colaboración recitando de Irvine Welsh, el autor de Trainspotting.
Hasta entonces, todos coincidían en señalar “World In Motion”, grabada por New Order en 1990 para los mundiales de aquel año, y que contaba con la colaboración de la mayoría de los componentes de su selección, como el mejor himno futbolero grabado, convirtiéndose en un ejemplo modélico de himno bailable, digno y exitoso.
Aquella canción coincidió, en el verano de 1990, con otros himnos de selecciones británicas. Escocia, con la participación de Love & Money, The Silencers y Deacon Blue aportó “Say It With Pride”, en la que destacaban las gaitas tradicionales pasadas por el sintetizador. Larry Mullen, de U 2, compuso entonces el himno irlandés, en el que participaron Clannad y Davy Spillane, y que contenía trozos de una entrevista con su entrenador a ritmo de hip-hop. También The Pogues llegaron a grabar para el evento “Jack’s Heroes”, con la ayuda de los veteranos folclóricos irlandeses The Dubliners.
Este tipo de canciones, himnos que cuentan con el visto bueno de su Federación o de su club, o que son adoptados por los hinchas como propios, se remontan ya a los años 60. Los seguidores del Liverpool fueron los primeros en hacer suya una canción de una de las bandas que más se paseaban entonces por las listas de éxito: el “You’ll Never Walk Alone” de Gerry & The Peacemakers
Algunas, incluso, llegaron al número uno en las listas de éxito: “Nice One Cyril” de Cockered Chorus o “Back Home”, el himno inglés de 1970, relegando al número 2 a la canción pro-irlandesa de Paul McCartney, “Mull Of Kyntire”.
Más tarde llegaron Queen con su “We Are The Champions”, la más coreada en cualquier ocasión, y que contó también con una versión a cargo de los futbolistas Glen Hoddle y Waddle. Del grupo Serious Drinking se recuerda sobre todo su título, “We’re Gonna Win The Cup In Spain” -”Vamos a ganar la copa en España”-. Phil Collins grabó “Match Of The Day” y Colourbox pusieron reggae y dub a “The Official Colourbox World Cup Theme”. Stock, Aitken & Waterman, el trío que dominó las listas durante los 80, compusieron el himno para el Campeonato de 1988, “All The Way”, y New Order también le dedicaron una canción a dos de sus héroes en “Best & Marsh”: George Best y Rodney Marsh.
por Xavier Valiño
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