martes, 14 de diciembre de 2010

ESTOY DANDO TODO LO QUE TENGO DE MI


Manolo Preciado, tecnico del Sporting de Gijon

No voy a ocultar mi sorpresa por la situación en la clasificación del Sporting de Gijón. Tras dos años en Primera después de la larga travesía en el desierto de la categoría de plata, la tercera era la temporada de la confirmación, de la estabilidad y la tranquilidad. Nada más alejado de la realidad.Las previsiones iniciales resultaron en exceso halagüeñas. Ya se sabe que en la zona baja de la tabla nadie regala los puntos. Un despiste, una mala racha, y enseguida pruebas el amargo sabor de los puestos de color rojo.

La situación devino en tormentosa precisamente tras el rifi-rafe verbal mantenido durante la semana de la visita del Real Madrid a Gijón. La derrota ante los blancos fue el preludio de un mes para el olvido. Cuatro derrotas en cuatro partidos (Real Madrid, Osasuna, Real Sociedad y Espanyol) hundieron a los gijoneses en el fondo de la clasificación. Aturdido tras el encontronazo, y todo lo que vino después, con Mourinho (el omnipresente), el equipo asturiano comenzó a percibir que el descenso era una posibilidad muy real y nada lejana. La plantilla es justita, sí, pero con similares o incluso peores plantillas, en años anteriores la situación a estas alturas era notablemente más desahogada. Hacer gol es una utopía (el Sporting es el peor goleador de la categoría junto a Osasuna y Dépor, precisamente el siguiente rival). Aunque las ocasiones se crean, el polvorín de El Molinon presenta humedades.

El gol “salvador” de Sebastián Eguren arroja al menos algo de luz al oscuro futuro sportinguista. Rompe la racha de derrotas y sirve para no perder comba con sus inmediatos predecesores. Lo que no consigue el sufrido empate a uno ante el Levante es aliviar la tensa situación en torno a Manolo Preciado. Da la sensación, desde la distancia, de que el técnico cántabro está agotando sus argumentos. Los síntomas de cansancio y desgaste son evidentes y la frase destacada de la rueda de prensa post partido de ayer, un ejemplo. El “hemos merecido más” ya no vale para mucho, o no debería, al menos.

por diarios de futbol

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