miércoles, 5 de septiembre de 2012

40 AÑOS DEL SECUESTRO EN MUNICH´72

Se cumplen 40 años del secuestro de israelíes en Munich'72

  • Este miércoles se cumplen cuatro décadas del infausto secuestro de israelíes en Munich'72.

  • El comando palestino penetró en la Villa y durante 21 horas tuvo al mundo en vilo.

  • El saldo fue de 17 muertos: 11 israelíes, cinco palestinos y un policía alemán

Un miembro de Septiembre Negro, encapuchado, en la terraza de la Villa Olímpica de Munich
Un miembro de Septiembre Negro, encapuchado, en la terraza de la Villa Olímpica de Munich 
David Llorens | Barcelona 05/09/2012 08:35
El anillo de acero que rodea a unos Juegos Olímpicos, la obsesión casi enfermiza por su seguridad, nació hace hoy 40 años con un parto traumático impregnado de sangre inocente.
El 5 de septiembre de 1972, a las 4.30 de la madrugada, un comando palestino con el profético nombre de 'Septiembre Negro', formado por ocho componentes, penetró en la Villa Olímpica de los JJ.OO. que se estaban celebrando en Munich, secuestrando a 11 miembros de la delegación israelí.
Las 21 horas siguientes, una pura angustia y un rosario de decisiones equivocadas, desembocaron en una matanza sin precedentes en el ámbito de unos Juegos: 17 muertos, todos los israelíes, cinco palestinos y un policía alemán.
Cuatro décadas no han bastado para suturar las heridas abiertas aquel día. Tras la masacre, el gobierno de Israel encargó a su servicio secreto, el Mossad, una expeditiva cruzada de venganza, la Operación Ira de Dios, que castigó durante 20 años a los terroristas palestinos y a todos aquellos que contribuyeron de algún modo a la planificación, financiación y logística del atentado, dejando un reguero de cadáveres en el que no faltaron víctimas colaterales.
Dos helicópteros de la policía de fronteras de Alemania Occidental que llevaron a los terroristas armados y sus nueve rehenes israelíes olímpicos
Aquel triste episodio puso sobre la mesa muchas cosas que estaban latentes. En primer lugar, que los Juegos Olímpicos eran un objetivo terrorista potencial de incalculable valor: la magnitud del evento y el efecto multiplicador de la televisión pregonaron la causa palestina a los cuatro vientos, justamente lo que pretendían los terroristas, que habían observado con atención la propagación de las reivindicaciones de los atletas estadounidenses de raza negra en México'68.
En segundo lugar, que Israel tenía serios enemigos y que estaban dispuestos a cualquier sacrificio. Y por último, que los países de Europa occidental, Alemania Federal en este caso concreto, no estaban preparados para afrontar situaciones de este tipo: la policía germana se mostró completamente ineficaz porque carecía de cuerpos antiterroristas especializados y además rechazó el ofrecimiento de ayuda israelí, que sí contaba con estos elementos. Tras la matanza, Alemania decidió poner en marcha sus propias fuerzas especiales, el GSG 9.

Perfectamente planificado

Septiembre Negro había planificado el ataque de forma concienzuda. Dos de sus miembros encontraron trabajo en la Villa Olímpica en tareas de limpieza, mientras los seis restantes llegaron a Munich por diferentes vías.
Para acceder al recinto sólo tuvieron que saltar una valla, pertrechados con armas y granadas de mano que escondían en bolsas de lona. Mediante unas llaves robadas entraron en el número 31 de Connollystrasse, donde residían los israelíes, y la matanza comenzó de inmediato.
A Yoseef Gutfreund, un árbitro de lucha, le despertó el ruido procedente de la entrada y, al ver hombres armados, se abalanzó contra la puerta. El entrenador de lucha Moshe Weinberg y el levantador de pesas Yossef Romano le ayudaron, pero fue lo último que hicieron, abatidos a tiros. Durante la refriega ocho de los 19 israelíes que vivían allí escaparon, pero los 11 restantes quedaron secuestrados.
Para liberar a los rehenes, Septiembre Negro exigió la liberación de 234 palestinos encarcelados en Israel y su envío a Egipto. Y enfatizaron la firmeza de sus intenciones arrojando por la ventana el cadáver de Romano.
Las negociaciones subsiguientes no llegaron a buen puerto, como tampoco un chapucero asalto de la policía alemana, que los terroristas vieron por TV, sabiendo en todo momento dónde estaban sus enemigos y frustrando el intento.
Finalmente se dijo a los palestinos que accedían a sus exigencias y que dos helicópteros trasladarían a secuestradores y secuestrados a una base aérea, desde donde serían evacuados.
En la citada base el primer disparo lo efectuó un policía, y luego se desató un infierno de fuego cruzado y estallido de granadas. En las dos horas siguientes fallecieron los nueve israelíes que quedaban vivos, cinco terroristas y un policía.
Los Juegos de Munich murieron aquel día. Se suspendió la competición, que se reanudó al día siguiente. Pero muchos participantes de varios países decidieron irse. "Si vas a una fiesta y matan a un invitado, ¿te quedas en la fiesta?", decía un atleta holandés.

Nuevas revelaciones

Estos 40 años no han sido suficientes para tranquilizar todas las conciencias. Recientemente el semanario 'Der Spiegel' desveló que el gobierno alemán de la época cooperó con Septiembre Negro después de la masacre, estableciendo contactos mediante su ministro de Asuntos Exteriores, Walter Scheel, y solicitando a los terroristas que no volvieran a actuar en territorio germano a cambio de dar apoyo diplomático a la Organización por la Liberación de Palestina (OLP).
Reveló asimismo que la policía francesa había ofrecido a Alemania la extradición de Abu Daoud, uno de los organizadores del ataque, pero que no recibió ninguna respuesta al respecto.

mundodeportivo.com

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