Cuando Edson Arantes do Nascimento estaba ocupado cautivando la imaginación global en la Copa Mundial de la FIFA Suecia 1958, difícilmente hubiera imaginado que su apodo, Pelé, iba a convertirse en el más famoso que posiblemente haya dado nunca el deporte rey. Fabio Cannavaro, capitán de la selección italiana, tampoco pensó que el brillante desempeño con el que guió a su país a la victoria en Alemania 2006 le valdría el sobrenombre de El muro de Berlín.
En la historia de la fase final de la Copa Mundial de la FIFA son muchos los jugadores más conocidos por sus seudónimos que por sus nombres reales, y Sudáfrica 2010 no será una excepción. FIFA.com se fija en algunos de los ejemplos más llamativos entre los futbolistas que se disponen a asaltar la nación del arco iris.
Los apodos son legión
Durante la próxima Copa Mundial de la FIFA, las miradas se dirigirán hacia el astro argentino Lionel Messi, o Leo, que alberga la esperanza de conducir a su selección al título, varios años después de conquistarlo por última vez en México. Si bien los periodistas multiplican los adjetivos para describir a este pequeño jugador dotado de una zurda mágica, para el público tan sólo tiene un apodo: La Pulga.
En el bestiario del fútbol también encontramos a El Conejo, que designa a Óscar Pérez, guardameta del combinado mexicano, o a La Pantera, el delantero del Genoa David Suazo, quien encarna las esperanzas de Honduras. El italiano Gennaro Gattuso, por su parte, es Il Rino, el rinoceronte, debido a la combatividad que exhibe dentro de la cancha.
La impresionante corpulencia del brasileño Júlio Baptista explica que le llamen La Bestia, y tampoco hay que confiarse ante Hunter, el cazador, que no es otro que el holandés Klaas-Jan Huntelaar, que aguarda asimismo alzar el codiciado trofeo con su equipo.
Las estrellas de la Albiceleste
Lionel Messi no es el único argentino con un apodo del que se ha hecho eco toda la afición. En este western sudamericano, Carlos Tévez es El Apache, y Gabriel Heinze El Gringo, debido a sus orígenes alemanes y sus rasgos europeos. En cuanto a Juan Sebastián Verón, fue bautizado como La Brujita porque su padre, Juan Román, era La Bruja. Otros dignos sucesores abundan en el conjunto que adiestra Diego Armando Maradona. Gonzalo Higuaín es conocido como El Pipita por el alias de su padre, Jorge, El Pipa. Javier Mascherano es El Jefecito, porque El Jefe fue el legendario Leonardo Astrada, su mentor en el River Plate. El vestuario argentino también cuenta con El Príncipe Diego Milito y El Loco Martín Palermo.
Sobrenombres de toda clase y condición
En Inglaterra, Steven Gerrard es Captain Fantastic. Sus dotes de liderazgo en el Liverpool y en la selección hablan por sí mismas. Wayne Rooney se ha hecho acreedor del apelativo de White Pelé. Pero, en los vestuarios, Wayne es Wazza.
En España, dos jovenzuelos serán los encargados de perforar la meta contraria. Fernando Torres, El Niño, y David Villa, El Guaje, suponen una pesadilla para las defensas que tendrán la difícil tarea de contenerlos.
En los antípodas, el delantero australiano Harry Kewell esconde bastantes trucos. Lo que sin duda explica los apodos de Harry Potter o Wizard of OZ, el mago de OZ (OZ es también la denominación coloquial de Australia en inglés). La magia es igualmente portuguesa, con el centrocampista Deco, O Mágico.
En Uruguay, Diego Forlán es Cachavacha, un célebre personaje de dibujos animados argentino. En Brasil, el famoso juego de piernas de Robinho ha hecho de él el Rei das Pedaladas.
En Estados Unidos, Clint Dempsey despliega todo su talento con los colores de su país y en el Fulham inglés. Clint es asimismo un artista hip-hop, y su nombre en los escenarios, Deuce, ha calado entre todos los hinchas estadounidenses. Los norteamericanos disponen también de un bailarín, DaMarcus Beasley, alias Jitterbug.
En el panorama del fútbol internacional reinan los emperadores. Es el caso de Franck Ribéry, Kaiser Franck, como le llaman los aficionados del Bayern de Múnich. El defensor mexicano Rafael Márquez no le anda a la zaga: es el Kaiser de Michoacán, región de la que procede.
A los seguidores asiáticos también les gusta poner apodos. El zaguero de la selección surcoreana Kim Nam-Il es conocido por su capacidad de hacer la limpieza en la retaguardia. Nada más lógico, pues, que referirse a él como The Vacuum Cleaner, la aspiradora. Su compañero Cha Du-Ri, por su parte, aspira kilómetros. Su sobrenombre es Autobahn.
En África, destaca el sudafricano Aaron Mokoena, Mbazo, el hacha.
Los entrenadores no se libran
Los apodos no son algo exclusivo de los futbolistas, y los seleccionadores también tienen derecho a su seudónimo. El más célebre de ellos es ciertamente El Pibe de Oro, nada menos que el técnico argentino, Maradona. Su compatriota Marcelo Bielsa, al frente de la selección chilena, responde por El Loco.
El argelino Rabah Saâdane se hace llamar El Jeque por sus discípulos, que le profesan estima y respeto. El alemán Otto Rehhagel, entrenador de Grecia, es King Otto. Javier Aguirre, inquilino del banquillo de México, es El Vasco, en referencia a sus orígenes.
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